lunes, 17 de diciembre de 2012

Seres vivos, ¡creadores de nubes!

En este año he leído en la recomendable revista El Faro sobre un par de sucesos naturales que me parecen realmente impresionantes:
  • El primero trata de cómo el fitoplancton (ese conjunto de algas y bacterias que habita por millones los océanos) genera sus propias nubes para protegerse del exceso de rayos solares.
Cuando hay demasiada radiación solar para el fitoplancton, éste genera un gas llamado dimetil-sulfonato, que asciende rodeado de una fina capa de agua hasta unos 50 ó 100 metros donde forma nubes.
  • El segundo es un tipo de protección parecido al del fitoplancton, pero esta vez, generado por los árboles en los bosques.
 Al haber exceso de luz solar, los árboles se protegen cerrando sus estomas para retener el agua que necesitan y posteriormente deteniendo la fotosíntesis (fenómano llamado fotoinhibición); pero si el ambiente es húmedo, liberan vapor de agua que contribuye a formar nubecillas de buen tiempo, conocidas como cúmulos. De esta forma los árboles no pierden humedad, al retomarla del medio ambiente, y a la vez saturan el medio de vapor que formará las nubes.
Nubes formándose sobre las selvas africanas
Formación de nubes sobre selvas africanas, visto desde el espacio.

Estos ejemplos de manipulación del medio ambiente por medio de los seres vivos son una prueba de la teoría de Lynn Margulis y James Lovelock, que contradice la hipótesis darwiniana de que "los seres que se adapten a su medio son los que sobreviven". En éste caso los seres vivos modifican su ambiente para volverlo más habitable, cosa que (como reflexión final), probablemente los humanos hemos tratado de lograr con resultados bastante deficientes hasta la fecha.

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